Por: Esteban Perisset - Argentinos tenía la chance de quedar puntero. Para ello necesitaba ganarle al siempre duro Arsenal, en Sarandí. Pero en un partido parejo ninguno de los dos pudo quebrar el cero y fue empate.
A priori, se podía suponer que el partido iba a ser trabado. Es que es conocida la predilección de Alfaro y de Caruso Lombardi por las cuestiones tácticas. Era, entonces, casi un partido de ajedrez ejecutado con jugadores de fútbol. Y así resultó el partido, con pocas chances de gol.
En el primer tiempo, arrancó mejor Arsenal. Todas las pelotas pasaban por Martín Rolle y, arriba, Julio Furch se las arreglaba para complicar a la defensa visitante. Pero, tras unos minutos, Argentinos se acomodó en la cancha y Rodrigo Gómez empezó a tener un contacto más fluido con la pelota. La pedía siempre, y entre él y Santiago Naguel empezaron a ganarle el duelo a Iván Marcone y Nicolás Aguirre. Arriba, Enrique Triverio las peleaba todas, con más éxitos que fracasos. Claro, a la hora de definir, siempre había varias camisetas de Arsenal alrededor de los delanteros de Argentinos, o éstos no tenían precisión para definir. Algo similar pasaba en la otra área, con los equipos invertidos. Fue un primer tiempo de defensas muy sólidas. Ambos equipos, pero un poco más Argentinos, hicieron un culto de la pelota parada.
En los últimos minutos del primer tiempo, las llegadas se intensificaron. Tuvo un remate cerca Triverio, otro Santiago Naguel que se fue muy arriba, una de Lucas Rodríguez que pasó cerca (aunque Campestrini tenía todo controlado). Del otro lado, la más clara fue una corrida de Furch, que enfrentó a Migliore y cedió a la izquierda para Milton Caraglio, dejando fuera de acción al arquero. Era gol, pero apareció desde atrás Barisone y la mandó al córner. En el centro al área subsiguiente, Furch no logró empujar una pelota que nadie tocó.
En el segundo tiempo, de entrada nomás, Drupi Gómez sacó un muy buen remate desde lejos que tapó con esfuerzo Campestrini. A los 9, una subida de Palomino terminó en un centro para Triverio, que la mandó afuera desde el vértice del área chica. Y no hubo muchas más situaciones. Salió Martín Rolle y su reemplazante, Jonathan Gómez, no estuvo a la altura de lo que había producido el rosarino. Caruso se la jugó más tarde con el ingreso del Keko Villalva, pero no le resultó. Ya estaba tácitamente aceptado el empate, a partir de los cambios que ambos entrenadores hicieron. No hubo demasiadas jugadas en la segunda mitad, sólo tiros libres (siempre rechazados o cabeceados afuera) y tiros desde lejos.
Fue empate cero a cero, previsible ya desde el segundo tiempo. Un empate que, a priori, les sirve a Argentinos más que a Arsenal, por ser visitante y por su lucha contra el descenso. Pero la sensación que queda es la de que se podría haber alcanzado la punta y no se logró. Claro, la pelea de Argentinos es otra. Y, en ella, hizo negocio.






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