Por: Joaquín Donati -
Argentinos, de la mano de los pibes, Caruso y la gente, volvió a ganar, pero quedó en puestos de descenso directo.
¿Quién nos daba por muertos? La entrega y la actitud de los pibes son el combustible que justifican la frialdad y viveza del automóvil "Caruso" que mantiene con vida a Argentinos, cargándolo en su baúl. Cómo morir, con la quinta rueda apoyando, y creciendo -desde los tablones- cada vez más, a medida que la situación es más complicada.
¿Qué criticaban de la limpieza de veteranos? Desde la barrida, dos empates y dos victorias. Pero, dejando de lado los resultados -que en sí son indispensables para la salvación-, se notó un cambio anímico, y de actitud, que hace meses parecía una utopía, algo imposible. "Si nos vamos, lo hacemos sabiendo que dejamos todo... igual no nos vamos a ir" comentó Caruso. Creo que Richard resume lo que quise expresar en todo el párrafo.
Increíble que a pesar de tanto esfuerzo y tanta pelea, todo termine en manos ajenas. En este caso, quede todo a selección de River, dependiendo, y colgando en sus manos. Pero Argentinos no puede olvidar su propio deber, y por más fuerte que sea la Lepra, vale aclarar que a los bichos no los inmuta.
Paradójico también es que sumar de a tres al equipo le costó quedar en la pendiente, en descenso directo. Lo olvidado además, es que en esta discusión, aunque desde bastante lejos, participan la cerveza y la crema sobre el borde de la mesa caliente, cerca de caerse.
¿Qué persona de Paternal, con el tifón en el corazón no sufrió? La historia de la vida de un bichero marca siempre lo mismo. La comida atragantada, nudo de nervios en la espalda, que a pesar de convertirse o en una sonrisa de alivio, o una depresión grande, siempre termina en lágrimas de orgullo cayendo sobre la franja blanca de la remera.
No está muerto quien pelea, y cómo pelean los soldados de Caruso, tanto dentro del verde césped, como en los tablones. Diría también que lucha contra viento y marea. Ésto me conlleva a recordar que el Bicho está vivo. Vive, con terribles ganas de picar en la máxima categoría. Vive como esos bichos que soplás, pero al caer se hace más fuerte y vuelve por más. Un bicho chico, pero tan tan grande a su vez, cómo no va a vivir. Vive, vive, vive.






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