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Sirve, sirve

Por: Joaquín Donati -

  Argentinos igualó por 1-1 ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, y se distanció de Independiente.


  Marco de final. Caldera en el Nuevo Gasómetro. Rival complicadísimo, que intentaba quitarse la espina que le clavó Argentinos en el '81. Gran número de Bichos en el estadio, también un buen porcentaje de cuervos. Varios con pasado en Paternal entre los hombres de Pizzi, y Caruso (ex-SLO) en el banco visitante. Uno con matemáticas chances de ser campeón, y a un punto de la Sudamericana. Otro a una derrota del descenso.

  De antemano, muchísimas expectativas, de ambos lados, como también desde afuera. Caruso desde el principio impuso su idea y salió a demostrar a qué iba a jugar Argentinos. San Lorenzo empezó conociéndo al planteo del Bicho, pero también con miedo al contraataque. Ricardo metía a los once en el terreno de juego propio, esperando en tres cuartos de cancha, para salir al 2x1.

  Con el kilomentraje en cero, desde el inicio Gómez, Nagüel, Villalva, y Rodríguez fueron veloces y apuñalaron en más de una ocasión al Cuervo. Cabe destacar también la entrega de Capurro en la mitad del terreno, y la técnica de Leandro Caruso sólo arriba.

  Las dimensiones del campo impedían plantear un cotejo como el de la victoria sobre River. Aunque parece raro, el Bicho salió de otra manera. Ante el Millonario, Argentinos fue a presionar arriba y a generar pérdidas en la salida del rival. Sin embargo, como para no desgastarse, Caruso ideó una planificación distinta, pero casi igual de eficaz. En defensa, los once atrás, esperando en 3/4, para saltar agresivamente a la marca.

  Desde un principio el plan fue perfecto. Como cereza al postre, cayó de contraataque el gol de Lucas Rodriguez. Una larga corrida del incansable Droopy Gómez, centro, y como pudo, y con mucho suspenso el zurdo abría la cuenta con su primer gol en primera. Primer tiempo para soñar. Amoldados atrás, doble pared defensiva, y telaraña tejida por Caruso en la que permanentemente caía el Ciclón.

  Claro, correr la cancha más grande del país tuvo sus consecuencias no sólo en lo físico sino que también en el rendimiento. A Capurro y Nagüel, las corridas les dejaron secuelas; lesión para ambos (estudios pertinentes confirmarán qué es). Pero también afectó lo futbolístico. El Bicho perdió mucho la pelota. Cada vez que quería pegar el contraataque, la perdía en la mitad. Esto lo terminó pagando con un gol de Correa. El empate.

  Atención, deja un gusto un tanto amargo pasar de ganar a empatar, pero viene bien -o por lo menos por el momento. Así lo pensó el director técnico del Bicho, que apostó al esfuerzo de los pibes, improvisando un equipo como se pudo, ante la ausencia de Hernández.

  Antes de terminar quiero aplaudir al gran número de bichitos que llegó al Nuevo Gasómetro para alentar al equipo de Ricardo Caruso.

  Sin dudas, Argentinos es otro, después de la limpieza. Los pibes no paran de correr, dejando todo adentro, sintiendo la camiseta como hinchas. A esto se le agrega el planteo de Caruso. El resultado es este; el Bicho con vida. Gracias chicos, gracias Caruso.

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